La reducción de nuestro impacto en el deterioro medioambiental es un problema inaplazable.  A pesar de que muchos consumidores tienen el compromiso y la voluntad de adoptar comportamientos más sostenibles o poner la ética por delante a la hora de hacer compras, son todavía muchos los obstáculos que nos impiden hacerlo más a menudo.

Ayer tuve una conversación con una buena amiga mía sobre los hábitos de consumo que tenemos, sobre porqué no compramos más productos ecológicos o de proximidad, de cuales son la barreras que nos lo impiden, y me dijo, “algunas de las barreras son personales, por ejemplo, la falta de tiempo, vivimos en un mundo acelerado, a mí me falta tiempo para buscar y encontrar esos productos que me gustaría comprar, más sostenibles, con menos impacto y a veces tampoco es fácil, la información sobre su fabricación no siempre la encuentras fácilmente. Creo que estos productos necesitan más visibilidad y accesibilidad”.

La pregunte, ¿crees que el precio de los productos eco es una barrera? “creo que si lo es, me contestó. Aunque reconozco que la calidad, la sostenibilidad y los salarios dignos hay que pagarlos y soy consciente de que, si no lo pagamos nosotras que podemos, las que lo pagan son esas personas que hacen jornadas interminables por un salario que apenas les permite vivir y sobre todo las generaciones futuras, a las que dejaremos un lugar hostil para vivir.

“Y ahí entra El desánimo, que es otra barrera, me decía, a veces pienso que los problemas ambientales son causas perdidas, que no hay nada que hacer.  Cuando te paras a pensar en el modelo económico global que tenemos, basado en un crecimiento insostenible y no ves demasiados cambios, te desanimas. Por ejemplo, el otro leí una noticia que decía que el cultivo de algodón convencional representa una cuarta parte de todos los insecticidas y el 11 por ciento de los pesticidas utilizados en todo el mundo, o que la industria textil genera alrededor del 10 por ciento de las emisiones de carbono, más que todos los vuelos internacionales y envíos marítimos combinados. Pese a que estas noticias están cada vez más presentes en los medios, seguimos comprando de forma compulsiva cosas que no necesitamos. ¿de verdad crees que esto va a parar?”.

Casualmente, mientras ella me hablaba del desánimo, aparecía en televisión una niña sueca de dieciséis años, Greta Thunberg, La noticia decía: Millones de jóvenes de 1209 ciudades en 92 países ultiman los preparativos para salir a las calles el viernes 15 de marzo a exigir a la clase política que actúe ya contra el cambio climático.

Los dos miramos y asombrados nos pusimos en seguida a buscar en internet sobre Greta Thunberg  y su movimiento.  Desde 2018 ha inspirado a estudiantes de todo el mundo para movilizarse y pedir a las esferas políticas medidas efectivas que detengan el cambio climático siguiendo la convocatoria mundial del Fridays For Future .

Solo tenía 15 años cuando, en agosto de 2018, decidió saltarse las clases de los viernes para plantarse ante el parlamento de Estocolmo con el objetivo de transmitir el siguiente recado: “Estoy haciendo esto porque a vosotros, adultos, os importa una mierda mi futuro”. Desde entonces, Greta, se ha convertido en una referencia internacional en la lucha contra el calentamiento global y ha inspirado movimientos de estudiantes en varios países.

Después de un rato trasteando en internet nos dijimos que todos podemos hacer algo para cambiar esta la situación, los pequeños gestos son los que han cambiado las cosas, los cambios siempre empiezan porque una minoría se atreve a llevarlos a cabo, hasta que al final se convierten en grandes movimientos que acaban generando un cambio real. Por tanto, nada de desánimo, estos cambios requieren de esfuerzo.

Si estáis dispuestas/os a participar en el cambio, os dejamos aquí estas recomendaciones que os pueden servir de guía en el camino.

1.- Actúa en consecuencia con tus valores. No basta con quejarse: el consumo es una gran oportunidad para vivir de manera más acorde con nuestras convicciones y adoptar acciones concretas para ser parte activa del cambio.

2.- Reduce el consumo de aquello que realmente no necesites. Evitarás acumular cosas que no necesitas y te ahorraras dinero. 

3.- Infórmate sobre el impacto social y medioambiental de los productos y apoya a las empresas que son transparentes sobre sus impactos. Un espíritu crítico nos permitirá mejorar el mundo desde nuestro consumo.

4.- Apoya a quien comparte tus valores y sé critica/o con a aquellos cuyos actos te generan indignación. Tenemos poder como consumidores y promover entre nuestros amigos o en redessociales los productos de una marca que valoramos o deplorar los de quienes no hacen las cosas correctamente es una forma eficaz de incentivar cambios.

5.- Tu alimentación ha de ser parte de la solución. Reducir el desperdicio alimentario,evitar los productos sobre-envasados, elegir productos de cercanía y de temporada producidos de manera sostenible o limitar el consumo de carne y preferirla de procedencia ecológica, entre otras medidas.

6.- Muévete de manera sostenible.  Andar o ir en bicicleta, utilizar siempre que podamos el transporte público. Compartir coche. El avión y sus altas emisiones, en cambio, contribuyen fuertemente al cambio climático.

7.- Además de consumidor puedes ser productor. Y empezar a cultivar tus propios alimentos.

8.- Súmate a la moda ética y sostenible. Disminuir las compras impulsivas y no necesarias, comprar “moda sostenible”.

9.- Ya es posible conseguir que tu dinero siga a tus valores. Las finanzas éticas han crecido en los últimos años en España por lo que resulta sencillo explorarla posibilidad de empezar a trabajar con algunas de sus entidades de referencia como Triodos Bank.

10.- El ocio y turismo responsable son buenas oportunidades para vivir según los principios en los que creemos. Mediante una amplia oferta de actividades de ocio que contribuyen a nuestro desarrollo personal y respetan al medio ambiente.

¡¡Comprometerse con el Desarrollo Sostenible es un reto inaplazable!!

Gracias!!